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lunes, 17 de agosto de 2015

Teoria de la Religion - Geroge Bataille Ebook, Pdf







TEORIA DE LA RELIGION, EN GEORGES BATAILLE.

I N T R O D U C C I Ó N

[El fundamento de un pensamiento es el pensamiento de otro], el pensamiento es el ladrillo cimentado en la pared. Es un simulacro del pensamiento si, en el retorno que hace sobre sí mismo, el ser que piensa ve un ladrillo libre y no el precio que le cueste esa apariencia de libertad. Lo que se propone al lector, no puede ser un elemento, sino el conjunto en que se inserta: es toda la armazón y el edificio humanos, que no pueden ser solamente amontonamiento de escombros, sino conciencia de sí. Bien entendido que la opinión aislada es también el medio más corto de revelar lo que la armazón es profundamente, lo imposible. Pero no tiene ese sentido profundo más que a una condición de no ser consciente de él.
Esta impotencia define una cumbre de la posibilidad o por lo menos la conciencia de la imposibilidad abre la < Esta teoría de la Religión esboza lo que sería un trabajo acabado: he intentado expresar un pensamiento móvil, sin buscar su estado definitivo. Una filosofía es una suma coherente o no es, pero expresa al individuo, no a la indisoluble humanidad. Debe mantener, en consecuencia, una apertura sobre los desarrollos que seguirán, en el pensamiento humano… donde los que piensan, en tanto que rechazan su alteridad, lo que no son, están ya ahogadas el universal olvido. Una filosofía no es nunca una casa, sino una obra en construcción. Pero su inacabamiento no es el de la ciencia. La ciencia elabora una multitud de partes acabadas y sólo su conjunto presenta vacíos. Mientras que, en el esfuerzo de cohesión, el inacabamiento no está limitado a las lagunas del pensamiento; es sobre todos los puntos, sobre cada punto, la imposibilidad del estado último. Este principio de imposibilidad no es excusa para innegables insuficiencias, limita toda filosofía real. El sabio es quien acepta esperar. el filósofo también espera, pero no puede hacerlo por derecho. La filosofía responde desde un comienzo a una exigencia infragmentable. Nadie puede <> independientemente de una respuesta a la pregunta que ella plantea. De este modo, la respuesta del filósofo está necesariamente dada antes de la elaboración de una filosofía y si cambia en la elaboración, a veces incluso en razón de los resultados, no puede por derecho estar subordinada. La respuesta de la filosofía no puede ser un efecto de los trabajos filosóficos, y si puede no ser arbitraria, esto supone, dados de antemano, el desprecio de la posición individual y la extrema movilidad del pensamiento abierto a todos los movimientos anteriores o ulteriores; y, unidos desde el comienzo a la respuesta, mejor, consubstanciales a la respuesta, la insatisfacción y el inacabamiento del pensamiento.
Es entonces un acto de conciencia, no sin llevar la elucidación al límite de las posibilidades inmediatas, no buscar un estado definitivo que no será nunca dado. A lo que Bataille argumenta, es necesario elevar un pensamiento, que se mueva en dominios ya conocidos, al nivel de los conocimientos elaborados. Y de todas formas la respuesta misma de hecho no tiene sentido mas que siendo la de un hombre intelectualmente desarrollado. Pero si la segunda de estas condiciones debe cumplirse de antemano, nadie puede responder de la primera más que aproximadamente: a menos de limitar, a la manera de los hombres de ciencia, el desplazamiento del pensamiento a dominios restringidos, nadie podría asimilar los conocimientos adquiridos. Esto añade al inacabamiento esencial del pensamiento un inacabamiento de hecho inevitable. Paralelamente, el rigor exige una confesión acentuada de estas condiciones.

E L P R O B L E M A

Estos principios están muy alejados de una manera de filosofar que recoge hoy si no el asentimiento, por lo menos la curiosidad del público. También se oponen con fuerza a la insistencia moderna que se apega al individuo y al aislamiento del individuo. No puede haber pensamiento del individuo y el ejercicio del pensamiento no puede tener otra salida que la negación de las perspectivas individuales. A la misma idea de la filosofía se une un problema primero: ¿Como salir de la situación humana? ¿Cómo deslizarse de una reflexión subordinada a la acción necesaria, condenada a la distinción útil, a la conciencia de sí como del ser sin esencia, pero consciente?
El inevitable inacabamiento no frena en ninguna medida la respuesta que es un movimiento, aunque fuese en un sentido ausencia de respuestas. Por el contrario, le da la verdad de grito de lo imposible. La paradoja fundamental de esta Teoría de la Religión que hace del individuo la <>, y la negación de la intimidad, pone sin duda a la vista una impotencia, pero el grito de esa impotencia preludia el más profundo silencio. [*]
[*] Georges Bataille. “Teoría de la Religión”. Texto establecido por Thadée Klossowski. Versión castellana de Fernando Savater. Ediciones Taurus Humanidades, S.A. 1981, 1986, pp.7-17.

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